Sergio Paris |
Crónica de una risa anunciada |
Crónica de una risa anunciada
A inicios de este año abrió sus puertas La Divina, una escuela dedicada específicamente a la comedia, dirigida por Sergio Paris, que cuenta con la participación de destacados actores en su plana docente. En ella, un grupo de jóvenes educan su talento y sus cualidades histriónicas para llevarlas a un nivel profesional. Nosotros nos colamos en sus clases, nos hicimos parte de sus ensayos y vivimos la experiencia de hacer de la carcajada una aventura diaria. Porque hacer reír es cosa seria.
Mmmmmm… ahhhhhhh… ohhhhhh… mmm… el concierto de onomatopeyas se hacía cada vez más intenso. Chicos y chicas llegaron puntuales, se cambiaron velozmente y de pronto estábamos todos vestidos de negro realizando estiramientos alrededor del aula, movimientos de soltura, ejercicios de deja-al-mundo-fuera-y-concéntrate-en-tu-sueño: ser actor, ser comediante, ser un artista integral. Ximena Amerí es la responsable del Taller de voz y lo conduce en un marco de desinhibición absoluta. En pocos instantes, todos parecíamos, en el mejor de los casos, jugadores neozelandeses de rugby preparándose para un partido, inmersos en la haka, esa danza ritual maorí que es casi como un preludio de guerra. En el peor escenario, parecíamos una multitud de homínidos extraídos de 2001, Odisea del Espacio. Todos jugaban con su voz, con sus capacidades histriónicas, con no tenerle roche a nada. Y de pronto la voz de “¡Stop!” de Ximena, y todos quietos, y yo, aprendiendo a reírme de mí mismo, empecé a tomar la comedia en serio.
La felicidad ja ja
Lo aprendí también en la clase de Sergio, Narrativa de la Impro, cuando tuve que interpretar a un ser diferente, de lenguaje extraño, al que le iba creando una historia gutural mientras interactuaba con mis compañeros. Unos caminaban en cuatro patas, algunos en dos o hasta en tres, otros se olían. Parecía un regreso al lenguaje primigenio de los eslabones perdidos, pero era, en realidad, el ABC de la comedia.
En la clase de Ximena, en la de Sergio y en la de Lucía Meléndez (que lleva el representativo nombre de Cuerpo Cómico) las muecas y la hipérbole gestual son tan importantes como la pausa, la mesura y el silencio. Todos los alumnos seguían las pautas disciplinadamente. Todos tenían talento. El único extraviado ahí era yo. Y ellos se daban ánimo: “Vamos, muchachos, hagan lo que les salga del coño”. “Aquí se les dan todas las herramientas, con los profesores ideales. Lo que no podemos darles es pasión. Si alguien no tiene pasión por esto, nadie se la puede dar. Y felizmente aquí es lo que más hay”, decía Sergio.
Por algo, la selección de los catorce muchachos que integran la primera promoción de La Divina, se hizo a partir de una convocatoria abierta en la que los postulantes pasaron por un casting y una entrevista. Entre los más talentosos, como me contó Sergio Paris, había algunos chicos a quienes les iba a ser imposible costearse la escuela. “Nosotros conseguimos algún auspicio y gracias a ello podemos subvencionarles los estudios y darles una beca, para que no desperdicien su talento”, me aseguró. Por su lado, Mónica Madueño, productora general de Ketó, nos contó que, al terminar sus tres ciclos de clases, la idea era que los muchachos tuvieran una temporada de presentaciones y, luego, de quererlo ellos así, formarían una compañía teatral.
El infierno está fuera
También fuimos parte de Teatro de Comedia Contemporánea, la clase a cargo de Graciela Paola, ‘Grapa’. Y con ella la cosa también fluyó sensacional. Ensayamos Cuatro historias de cama, de Eduardo Adrianzén. Ya no era solo cosa de dar unos cuantos saltos y hacer ruidos extraños que, sin duda, nos conducen a un mejor entendimiento del cuerpo y la voz; ahora se trataba de actuar, de poner en práctica otra sensibilidad, otro vuelo. “Se tiene que entender que el protagonista de una comedia es un desgraciado. Se trata de trabajar la desgracia, no de hacerse el cómico sino de profundizar el conflicto, porque eso es lo que le causa gracia a los espectadores”, nos decía ‘Grapa’ durante su clase.
Sin embargo, tras la aventura y la conversación con profesores y alumnos, la pregunta más natural para Sergio tenía que surgir. ¿Esta escuela realmente puede formar mejores intérpretes de la comedia? “La escuela no apunta a enseñarles un estilo de actuar. La escuela no es una formadora de estilo, sino una escuela técnica. Ellos van a decidir a qué se dedicarán cuando egresen”, respondió.
“El infierno está fuera de nosotros” es el eslogan que usa La Divina. Y, sin duda, hasta Dante les daría la razón. Sus cursos suman esfuerzos en preparar a los muchachos para la primera parte de sus aventuras en la comedia o para el inicio de sus carreras profesionales dentro de la actuación. Reconocidos actores como Pold Gastello o Kareen Spano y el dramaturgo César de María, también se irán integrando al staff de profesores, conforme los muchachos sigan avanzando. Y más adelante los esperan cursos de bufón, improvisación deportiva, claun y stand up comedy. Mis saltos y estiramientos en clase se van convirtiendo en coreografía de fuga. Vuelvo a mi teclado y a mis artículos, y a mi vida sedentaria y sin comedia. Y ustedes, compañeros de La Divina, actúen y sigan en lo que saben. Ustedes seguirán siendo los que nos den la felicidad desde el escenario. Y yo seguiré siendo de aquellos a los que solo nos queda aplaudir.
Escribe Ricardo Hinojosa Lizárraga
Foto Alonso Molina
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